Éxodo 12:21–51 y Números 28:16–25
En honor a la Pascua, que comienza la noche del viernes al atardecer, la lectura de esta semana es la increíble historia de la redención milagrosa de Israel de manos de los egipcios. Hay tanto que podría escribir sobre esta historia increíble, pero me gustaría centrarme en dos puntos principales. En Éxodo 12:21–28 leemos:
Entonces Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad del rebaño corderos para vosotros según vuestras familias, y sacrificad la pascua. Y tomaréis un manojo de hisopo, y lo mojaréis en la sangre que está en la vasija, y mancharéis con la sangre que está en la vasija el dintel y los dos postes de la puerta; y ninguno de vosotros saldrá de la puerta de su casa hasta la mañana. Pues el SEÑOR pasará para herir a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes de la puerta, el SEÑOR pasará de largo aquella puerta, y no permitirá que el ángel destructor entre en vuestras casas para heriros. Y guardaréis esta ceremonia como ordenanza para vosotros y para vuestros hijos para siempre. Y cuando entréis a la tierra que el SEÑOR os dará, como ha prometido, guardaréis este rito. Y sucederá que cuando vuestros hijos os pregunten: "¿Qué significa este rito para vosotros?", vosotros diréis: "Es un sacrificio de la Pascua al SEÑOR, el cual pasó de largo las casas de los hijos de Israel en Egipto cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas." Y el pueblo se postró y adoró. Los hijos de Israel fueron y lo hicieron así; tal como el SEÑOR había mandado a Moisés y a Aarón, así lo hicieron.
Éxodo 12:21–28
La Pascua del Cordero
Las instrucciones de Dios a Israel fueron muy específicas en cuanto a que debían tomar un cordero como medio de sacrificio ante el Señor. Debían matarlo, y usar su sangre como un medio para marcar el dintel de su puerta para que el Destructor "pasara" por su casa y no matara al primogénito. Esta fue la maravilla final que Dios realizaría en Egipto.
Este es un claro presagio de la obra que nuestro Mesías haría cuando se ofreció a sí mismo como nuestro Cordero pascual. Su sangre cubre a cualquiera que decida aceptar Su expiación. Ahora estamos marcados por la sangre del Cordero, de modo que cuando el Destructor vuelva, podemos tener plena seguridad de que él nos "pasará", tal como lo hizo con Israel en Egipto.
Tiempos actuales
Los versículos 24 y 25 son versículos notables porque también apuntan a nuestros tiempos presentes: “Y observarán este evento como una ordenanza para ustedes y sus hijos para siempre. Y sucederá que cuando entres a la tierra que el SEÑOR te dará, como él ha prometido, guardarás este rito.” Desde que me hice seguidor del Mesías, me maravilla el honor que tengo de continuar sigue estas instrucciones aquí en Israel, la Tierra Prometida. ¡Qué gran privilegio!
No solo puedo celebrar la Pascua del Señor en la Tierra de Israel, sino también, como dicen los versículos 26 y 27, puedo contarles a mis hijos la increíble historia de la liberación de Dios de nuestro pueblo de los egipcios: “Y sucederá cuando Tus hijos te dirán, ‘¿Qué significa este rito para ti?,’ y dirán: ‘Es un sacrificio de Pascua al Señor que pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto cuando golpeó a los egipcios, pero perdonó nuestros hogares.’”
En mi casa también mencionamos la importancia de contar esta historia aquí en Israel, como una prueba increíble de que el mismo Dios que liberó a Israel de los egipcios es el mismo Dios en el que creemos hoy, y nos ha reunido (a Israel) en ¡la Tierra que prometió a nuestros antepasados!
“Por tanto, he aquí vendrán días,” declara el SEÑOR, “cuando ya no se dirá: ‘Vive el SEÑOR, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto,’ sino ‘vive el SEÑOR’ que sacó a los hijos de Israel de la tierra del norte y de todos los países donde los había desterrado. Porque los restauraré a su tierra que di a sus padres.”
Jeremías 16:14–15
Podemos decir esto no como los días que “están” llegando, sino más bien como los días que han llegado. ¡Qué asombroso testimonio de Aquel que fue, quién es y siempre será!
Feliz Dia de Redención y Shabbát Shalóm,
Moran
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