Pesaj (Pascua), Parte 2

Éxodo 13:17–15:26 y Números 28:19–25
La lectura de esta semana también es un poco diferente debido a la Pascua, así que una vez más tomamos un descanso de nuestra lectura semanal de la parashá y continuamos leyendo la increíble historia de la redención de Israel de los egipcios.

Esta semana, me gustaría escribir sobre algo ligeramente diferente de los versículos anteriores, ya que creo que es muy relevante y está profundamente relacionado con la historia de la redención de Israel, que también es un presagio de nuestra propia redención personal.

Todos los años, antes de Pascua, Usted encontrará familias judías trabajando arduamente para limpiar nuestros hogares, oficinas, automóviles, etc. de cualquier cosa que contenga levadura. Esto es de acuerdo con el mandato de Dios de Éxodo 13:7: “El pan sin levadura se comerá durante los siete días; y nada fermentado se verá entre ustedes, ni se verá levadura entre ustedes en todos vuestros territorios.En muchos hogares, incluso tenemos un juego adicional de platos, especialmente para Pascua, solo para asegurarnos de que no haya levadura escondida. ¡Pueden imaginarse qué trabajo laborioso es preparar nuestras viviendas para la festividad de Pascua!

Lamentablemente, la atención se centra tanto en la limpieza física, la cocina de alimentos especiales y todo tipo de otras preparaciones, que para cuando llega el momento real de contar la increíble historia de redención en Erev Pesaj (Pascua), ¡Usted está demasiado cansado para recordar nada! En muchos casos, puede ser un proceso bastante agonizante, lo cual me parece muy triste.

Esto no quiere decir que la limpieza física no tenga méritos; de hecho, debería ser una señal para que limpiemos no solo nuestros hogares, sino también nuestros corazones. De hecho, este año, cuando nos estábamos preparando en nuestra propia casa, me pregunté: “¿Qué hay de mi propia limpieza personal de Pesaj (Pascua)?” Estamos tan concentrados en lo físico que podemos olvidar fácilmente el acto espiritual de tomar el tiempo de limpiar nuestros corazones.

En la víspera de la Pascua, yo iba conduciendo el coche con mi increíble esposa y nuestros tres hijos a donde íbamos a celebrar el Seder de la Pascua. Compartí con ellos mis pensamientos sobre este tema. Les pregunté qué representaba la levadura en nuestras vidas espirituales, y todos respondieron, “pecado”. Compartí con ellos mis pensamientos sobre la importancia de que cada uno de nosotros limpie nuestros corazones también, ya que esto es lo que Dios finalmente nos está pidiendo que hagamos, y les desafié a tomarse el tiempo y pedir perdón por cualquier cosa que hubiéramos hecho unos contra otros.

Como padre y esposo, debo decir que la siguiente media hora fue un punto culminante en mi vida y una bendición total cuando mi hijo, hijas, esposa y yo nos tomamos el tiempo para pedir perdón por las cosas que habíamos hecho uno contra el otro. Incluso pudimos decir cosas que los otros podrían estar haciendo que nos molestaban, y a su vez pedir perdón. Después, le pregunté a mi familia cómo se sentían, y me respondieron, “como si nos hubiéramos sacado un peso de encima”, “bien”, “libre y limpio”. ¡Fue un momento muy especial para todos nosotros!

A menudo, el yugo de la religión puede convertirse en una carga pesada en nuestras vidas. La religión es básicamente nosotros tratando de alcanzar a Dios con nuestra propia fuerza, y a menudo esto está motivado por el miedo. Cualquier cosa que hagamos por obligación o miedo nos impide acercarnos verdaderamente a Él. Cuando nos mantenemos enfocados en la obediencia de un corazón que lo ama, nada será gravoso. Yeshua dijo: “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y HALLAREIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera” (Mateo 11:28–30).

Él rompió el yugo de la religión, el yugo de tratar de hacer la vida con nuestras propias fuerzas. ¡Él nos redimió de nuestras iniquidades y nos dio la libertad de caminar en obediencia a Él!

Para terminar, quiero alentar a cada uno de ustedes que están leyendo mi blog a que dediquen un poco de tiempo este fin de semana y hagan una “limpieza de Pascua” interna ... deténgase, reflexione y examine su corazón. Si hay algún pecado que deba ser “limpiado”, llévelo ante Él y sea libre de él. ¡Es una sensación realmente maravillosa!

Shabát Shalóm,
Moran

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